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Con la manifestación celebrada en Donostia finaliza la dinámica de Gipuzkoa «Ibilian-ibilian etxerako bidean»

Con la manifestación celebrada en Donostia finaliza la dinámica de Gipuzkoa «Ibilian-ibilian etxerako bidean»

Muchas veces, el camino es largo; otras veces, escabroso; otras, lleno de cruces de camino. Pero el camino es siembre un medio para llegar a algún sitio. Camino hecho cada cual por su cuenta, o en grupo. Porque el camino se hace al andar. Paso a paso, a fuerza de andar.

Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Así lo dijo Antonio Machado. Y así lo demuestran los últimos años. Hoy, nos toca dar las gracias. Daros las gracias a todos y todas por vuestro compromiso, por vuestra solidaridad y por vuestra activación. Sin ella, jamás hubiéramos llegado a donde estamos. A este momento, tan esperado, sobre todo por quienes más lo han padecido, los familiares y amigos de los y las presas vascas alejadas a miles de kilómetros durante más de 30 años. Hoy, estamos ante el comienzo del fin. Del fin de la política de alejamiento. Hemos dejado atrás las cárceles más alejadas. Ahora toca dar comienzo a una nueva etapa. Toca seguir caminando para seguir haciendo camino; el camino de regreso a casa de todos y todas ellas.

Gracias. Muchas gracias por vuestro compromiso, por vuestra solidaridad y por vuestra activación. Sin ella, jamás hubiéramos llegado a donde estamos. Gracias a cada pequeña iniciativa o actividad, gracias a cada persona que ha salido a la calle, gracias a las dinámicas creadas en cada barrio o pueblo en el que nos hemos organizado, estamos demostrando que somos el motor del cambio, motor que tiene por meta avanzar en la convivencia y conseguir la paz.

Estamos iniciando una nueva etapa: la de dejar atrás la política de alejamiento y recorrer el camino de vuelta a casa de las personas presas y refugiadas. Y ese es nuestro objetivo también hoy. Con dos importantes reivindicaciones: que todas las presas y todos los presos estén en Euskal Herria y que se aplique la progresión de grados. Ese es el camino a recorrer durante los próximos meses. Ese es el camino a recorrer para traer a casa a presas y a presos vascos. Porque, según la ley, en la medida en que son vascas y vascos, les corresponde cumplir la condena en las cárceles de aquí. Y, aplicándoles la legislación que se aplica al resto de presas y presos, les corresponde tener permisos y conseguir la libertad condicional una vez cumplidas las 3/4 partes de su condena. No estamos pidiendo ningún privilegio, ni ningún favor. Estamos pidiendo que se respeten sus derechos y que se cumpla la ley, como corresponde a cualquier persona presa.

En definitiva, estamos diciendo que estamos llegando al fin de la política penitenciaria de excepción que ha estado vigente durante años. Con la fuerza y el empuje de todas vosotras y de todos vosotros, como hasta ahora.

Y para ello, también tenemos que fijarnos en las reivindicaciones que hemos realizado hoy durante la manifestación. Porque la legislación de excepción tiene muchos flecos, y todavía, a pesar de que se han dado los pasos mencionados, hay nudos que hay que desatar en el seno de la política penitenciaria:


Por un lado, nos corresponde soltar el nudo de los presos gravemente enfermos. Todos estos años han demostrado que la cárcel y la enfermedad no son compatibles, sino el camino a una condena a muerte. La ley también nos indica que es así, ya que contempla la posibilidad de que el preso enfermo cumpla la pena en su domicilio, con el apoyo de sus familiares y con el seguimiento del médico de confianza. Son 19 los presos vascos que aún permanecen en prisión sufriendo una grave enfermedad. Los casos de unos pocos presos, aquellos a los que se les ha trasladado a un centro especializado o a sus casa, demuestran que es posible otro camino, en el que poder hacerfrente a la enfermedad. Para no tener que sufrir otra muerte más, los presos enfermos de deben estar en casa.


Por otro lado, tenemos que liberar el nudo de las mujeres presas. Porque las mujeres presas tanto en España, como en Francia todavía están sufriendo una situación de alejamiento y aislamiento. Hemos dicho a menudo que las presas han sido castigadas doblemente; con la sentencia y por el hecho de ser mujeres. Además de las medidas de excepción aplicadas al conjunto de los y las presas vascas, estas presas deben pasar su condena en prisiones que no están preparadas para las mujeres, y muchas veces les ha tocado estar sin ninguna otra compañera, como consecuencia del alejamiento, añadiendo el sentimiento de aislamiento que esto conlleva a una situación ya bastante dura. En total son 29 las mujeres presas en ambos estados. Hoy también estamos pidiendo que se acabe con esa doble pena, para que todas las presas sean trasladadas prioritariamente a Euskal Herria, para acabar de una vez por todas con la situación de aislamiento y alejamiento.


Como suele ocurrir con las mujeres, algo similar ocurre también con los y las presas que han decidido tener familia, ya que la prisión no está pensada para garantizar este derecho dignamente, y menos cuando se establece una legislación de excepción. Los y las niñas, adolescentes y jóvenes de la mochila que tienen en prisión a su padre, a su madre o a ambos, se han visto obligadas a hacer kilómetros durante todos estos años para poder recibir el abrazo de sus padres. Todavía hay demasiados kilómetros entre unos y otros. La situación de Covid no ha ayudado a suavizarlo, al contrario, ya que ha supuesto también la interrupción del contacto, hasta durante año y medio en caso de algunos/as niñxs. El derecho de estos/as niñxs a estar con sus padres/madres y de las personas presas a ser padres/madres y a tener una vida familiar es lo que esta política penitenciaria de excepción dificulta de sobremanera. Una vez más, pedimos el inmediato traslado de todos/as ellos/as a Euskal Herria y la creación de módulos familiares en las cárceles de Euskal Herria. Si se quiere hacer una política diferente, tenemos que traer los derechos de los y las niñas y el derecho a la familia al centro.

Como decíamos, la política de excepción tiene muchos flecos. Como es el caso de los y las presas de edad avanzada, que a pesar de tener gran parte de la condena cumplida y edades superiores a los 65 años, siguen cumpliendo condena en prisiones fuera de Euskal Herria, sin permisos y sin tercer grado penitenciario, sin poder avanzar en ese proceso de regreso a casa.

Estas son las denuncias que hemos querido plasmar durante el recorrido realizado, pero hoy, queremos hacer mención también a otra reivindicación que desde hace ya un tiempo llevamos realizando; la petición de derogación de la ley 7/2003 que afecta a alrededor de 60 presos y presas vascas y que, en definitiva, es una ley para encubrir la cadena perpetua, alargando más allá de lo establecido en la legislación ordinaria las penas de cárcel.

Terminemos con esta situación. Sigamos dando pasos. Sigamos caminando. Sigamos haciendo el camino. El camino de regreso a casa. El camino hacia la convivencia y la paz.

No nos paremos ahora, sigamos en movimiento. Por eso, hoy, os queremos pedir que sigáis recorriendo el camino con nosotras en las movilizaciones que las próximas semanas y meses se realizarán en diferentes zonas de Euskal Herria y sobre todo, en la movilización general que estamos organizando para el próximo 23 de octubre, aquí en Donostia.