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7 de abril, Día internacional de la salud

7 de abril, Día internacional de la salud

Hoy es el 7 de abril, Día Internacional de la Salud y La Red Ciudadana Sare quiere recordar a las personas gravemente enfermas en prisión. La defensa de un sistema de salud universal, que no deje a nadie atrás ni por su situación económica, social o de cualquier otro índole, debe de ser el objetivo de cualquier sociedad que se considere democrática. Desde la Red Ciudadana SARE, en este día queremos poner el acento, sobre todo, en aquellas personas que por su situación de privación de libertad, su acceso a ese sistema de salud se encuentra con muchas dificultades.

La política penitenciaria excepcional que se aplica a los y las presas vascas, es decir, la soledad que ha supuesto tantos años de alejamiento y aislamiento, la prolongación de la pena o la imposición de penas similares a la cadena perpetua y la imposibilidad de pasar a tercer grado o de obtener permisos, influyen directamente en la salud de la persona presa y generan inestabilidad, problemas psicológicos, ansiedad, problemas para el desarrollo de las relaciones… En el transcurso de los últimos años, han sido varios los presos vascos, en la que su deterioro de la salud y la deficiente atención médica, a supuesto o bién la muerte en prisión, o su puesta en libertad, cuando les quedaban días de vida.
A pesar de que la situación ha comenzado a cambiar en el seno de la política penitenciaria, todavía hay muchos presos/as que se enfrentan a esta realidad, sin olvidar que la mayoría ha pasado gran parte de la pena cumplida hasta ahora en primer grado o en aislamiento.

Las graves enfermedades, que un número importante de ellos padecen, son incompatibles con la cárcel y esta afirmación no es nuestra, es de los propios profesionales de la sanidad, que de esta manera se han pronunciado en repetidas ocasiones. En este sentido, recientemente el Psiquiatra Luis Rojas Marcos, decía, que “más de 20 años de privación de libertad en cualquier preso, supone un deterioro físico y psíquico irreversible”. Aproximadamente 80 presos y presas vascos, llevan cumplidos más de 20 años de prisión, seis de los cuales, superan los 30 años.

La aplicación de la ley ordinaria permitiría que los y las presas gravemente enfermas permanecieran en casa, atendiendo su dolencia de la manera más adecuada posible, a ser posible con el objetivo de superarla. Este debe de ser un criterio que no puede estar vedado a los presos y presas vascos. No estamos pidiendo nada, que no esté recogido en la legislación interna y en las normas internacionales. Estamos pidiendo el cumplimiento de la ley, sin excepciones y con humanidad. ¿tan difícil es, que se aplique su propia legalidad? ¿es tan difícil, analizar la situación de cada uno de estos presos enfermos, desde una visión de legalidad y de derechos humanos?

La salud es un derecho que atañe a todas las personas, incluidas las personas presas. No podemos aceptar políticas que bajo el pretexto de políticas de seguridad pisoteen los derechos fundamentales de los y las presas. Todo/a preso/a tiene derecho a la asistencia de un médico o psicólogo de confianza. Aunque últimamente se han dado pasos importantes con algunos presos gravemente enfermos, somos testigos de la consecuencia más grave y dramática de esta política porque la lista de las personas presas que han perdido la vida en prisión ha aumentado en los últimos años. La política penitenciaria y la prisión son responsables de la vida de las personas presas. Y les corresponde actuar con diligencia antes de que la enfermedad sea irreversible.

Por último y directamente, relacionado con todo ello, debemos recordar la reciente decisión del Ministerio Fiscal al recurrir por tercera vez la progresión a tercer grado penitenciario del preso Juan Carlos Subijana. Lo dijimos hace unos día y repetimos hoy que esta decisión se ha aplicado a un preso con graves enfermedades y donde la cárcel representara con seguridad un deterioro de las mismas.

Esta reivindicación no es nueva. Sare lleva reivindicando el derecho a la salud desde sus inicios. Hoy, aprovechando la celebración del Día Internacional de la Salud, venimos a insistir en la importancia de acabar con la política penitenciaria de excepción y a reiterar que los y las presas gravemente enfermas deben estar en casa. A todos y todas nos corresponde cambiar esta situación y exigir que se actúe con responsabilidad, tanto en la calle como en las instituciones. Hagamos juntos el camino de la convivencia, de la paz, y del regreso a casa.