Diez años avanzando en la búsqueda de la convivencia y las soluciones
Diez años. Diez años son pocos, para quienes estamos sumergidas en el frenético discurrir de los acontecimientos políticos y sociales; y son a su vez muchos para quienes siguen esperando soluciones a problemas que les condicionan su vida. Mucho más si esos condicionantes suponen una vulneración de derechos fundamentales.
Hace ahora justo diez años, que muchos y muchas de los que hoy estamos aquí, nos juntamos para con grandes dosis de ilusión y esperanza, echar a andar en esta misma Plaza de San Telmo. Hoy, años después de aquel momento, por fortuna, estamos aquí más gentes que las que estuvimos al inicio y además de procedencia más plural. Bienvenidas a todas y todos.
Queremos, por tanto, que nuestras primeras palabras sean para agradeceros vuestro trabajo, porque si bien es cierto que es la sociedad en su conjunto la que hace posible que los objetivos se alcancen, no es menos cierto, que vuestra labor dinamizando y proponiendo iniciativas, ha sido clave para que hoy podamos decir que hemos avanzado y que estamos en la recta final.
Comenzamos entonces este trabajo, con la esperanza de que la aventura que iniciábamos durara menos de estos diez años transcurridos. Con la esperanza, también, de que la decisión de ETA de poner fin a su actividad armada fuera respondida con otros pasos de otras gentes, en el objetivo de dejar atrás tiempos de sufrimiento y confrontación.
En estos diez años, hemos sido testigos de un escenario político cambiante. Se han sucedido diferentes convocatorias electorales, y sus resultados han producido cambios de Gobiernos de ideologías diferentes.
A unos periodos de estabilidad y avance han seguido otros de más crispación y ralentización del proceso de resolución.
Nos atreveríamos a señalar que una de las causas fundamentales de los momentos de crispación y bloqueo ha sido la utilización en las proclamas políticas partidistas, de una violencia ya inexistente y de una utilización del dolor de las víctimas con una intencionalidad política partidista.
Cuando hablamos de Konponbiderako Giltzak, estamos diciendo que debe de ser la sociedad vasca, a través de sus instituciones políticas y judiciales, quienes decidan como y cuando regresan a sus casas los presos y presas vascos.
Es por ello, que instamos a la Administración Penitenciaria vasca, a continuar implementando de manera diligente el itinerario de reintegración social de estos presos y presas y a la vez, entre todas y todos, continuar, impulsando las dinámicas de apoyo y reparación de todas las víctimas de las diferentes violencias. Porque solo así, ganamos todas y todos. Es la convivencia la que gana. Es la sociedad en su conjunto es la que gana.
Pero hoy, diez años después de nuestro nacimiento, no estamos aquí solo para reivindicar. NO. Es tiempo, también, de poner en valor todo lo conseguido. La parte del camino que ya hemos recorrido.
No debemos olvidar, que no hace mucho tiempo, por ejemplo, las celdas de aislamiento de los presos y presas vascos, no eran la excepción sino la norma; No debemos olvidar que sus familias y amigos debían recorrer cientos de km, para visitar a sus allegados presos. No debemos olvidar que las condenas de estos presos y presas, se venían cumpliendo, en su práctica totalidad, en primer grado penitenciario.
Hoy, vivimos una situación muy diferente a la de hace diez años. Hemos cumplido una etapa. Hemos puesto punto final a la vulneración de derechos que han supuesto las políticas de alejamiento que han durado 34 largos años, y ahora hemos iniciado ya otra etapa que seguro será más corta, pero no exenta de dificultades, para los que estamos preparadas.
Hoy, una parte relativamente importante de las presas y presos está transitando de forma satisfactoria el itinerario penitenciario de reintegración en la vida social. Y lo está haciendo con un consenso social abrumadoramente mayoritario en Euskal Herria y con la aceptación también de una parte muy importante de las víctimas, a las que les queremos agradecer su aportación a la convivencia.
Pero no nos engañamos. Somos conscientes de que todavía hay sectores de la judicatura, la política y de algunos medios de comunicación, que se oponen a estos avances.
Queremos decirles con mucha claridad, que no vamos a callarnos ante la tropelía que supone arrogarse la facultad de vetar o bloquear el avance de un proceso, cuyo único destinatario y beneficiario último, es la sociedad vasca.
Ellos tendrán el poder de las togas, pero los objetivos que nosotros perseguimos cuentan con el respaldo de una gran parte de la sociedad vasca. Es esa nuestra fuerza, ante las injusticias.
Ya es hora de poner fin a tantas excepcionalidades que vulneran los derechos de los presos y presas vascos. Mantienen la vigencia de leyes que se aprobaron en tiempos que nada tienen que ver con los que hoy vivimos.
Se continúa vulnerando derechos, cuando se aplican condenas similares a las de la cadena perpetua, y se imponen hasta 40 años de privación de libertad, con el cumplimiento íntegro, y efectivo de las penas.
Se vulneran derechos, cuando el tiempo cumplido en cárceles francesas, no se tiene en cuanta al ser extraditados y comienzan a cumplir su condena en prisiones del Estado español.
La vida de estas personas no puede quedar al albur de tribunales de justicia ubicados a más de 400 km de distancia. Es hora, de que esa competencia pase a depender de los juzgados de proximidad. En Iruña o en Bilbo, pero de proximidad.
Tal como recordábamos antes, desde octubre del pasado año, la dinámica KONPONBIDERAKO GILTZAK – LAS LLAVES PARA LA SOLUCION, nos ha venido acompañando y continuaremos caminando teniendo muy presente que es la sociedad vasca quién debe de tener en sus manos, a través de las instituciones políticas y judiciales, las llaves de la RESOLUCIÓN.
Es ya el tiempo de los derechos fundamentales. Es tiempo de la política con mayúscula. Es tiempo de que la judicatura, garante de los derechos humanos, se dé cuenta de que su función no es vulnerar derechos, sino defenderlos.
Es tiempo del Derecho y de los derechos humanos.
Es tiempo, también, de que aprendan y aprendamos la lección que nos da la sociedad vasca, que está en un estadio constructivo, dando ejemplo a quienes continúan instalados en el pasado. Es tiempo de hablar de PAZ con mayúsculas y de CONVIVENCIA.
El derecho no puede ser utilizado para impedir que las personas en prisión puedan evolucionar en su situación carcelaria. Un enroque judicial que vulnera derechos, no coadyuva, para nada, en mitigar el dolor de nadie. Al contrario, no puede haber satisfacción de las víctimas fuera del derecho.
No se puede construir un país, dando la espalda a los derechos de las personas, porque de esta forma estaremos cerrando en falso una época trágica de nuestra historia. Los derechos de las personas presas, nos deben de preocupar como sociedad, al igual que como sociedad, también, nos preocupan y nos ocupan, los derechos que les deben asistir a todas las víctimas de todas las violencias producidas en nuestro País.
Las víctimas y las personas presas tienen derecho a ser escuchadas, respetadas, a ver atendidos sus derechos que en definitiva es poner en práctica el trinomio: verdad, justicia y reparación.
Y en este punto, no queremos olvidar la necesidad de dar un impulso en el camino de regreso a casa, a las personas que aún permanecen en el exilio o deportados. La solución para ser completa, no debe dejar a nadie atrás.
Porque esto o lo hacemos entre todos o no se hará. Somos todos y todas responsables de dejar a generaciones venideras una sociedad mejor de la que nosotros recibimos de nuestros mayores.
Y es este, un llamamiento muy especial a la sociedad civil, para que continúe apoyando el trabajo de la Red Ciudadana SARE. Entre todas y todos abriremos las puertas de la paz, la resolución y la convivencia.