Si hay algo que define a los sanfermines, eso es su carácter participativo, el protagonismo de la gente. Por encima de programas oficiales, ritos y costumbres más o menos establecidos, es la gente la que hace y la que vive la fiesta, momentico a momentico, desde el txupinazo inicial hasta el pobre de mí final. Y así, cuando a la gente se le da la oportunidad no sólo de opinar sino también de decidir, es cuando sale una y otra vez a flote ese corcho que es reflejo de las mejores esencias de las gentes de Iruñea. De esa Iruñea alegre y rebelde que Martín Villa y sus secuaces quisieron escarmentar en aquel trágico 8 de julio de 1978 y que, cuarenta y siete años después, sigue en pie un pueblo que busca soluciones donde todavía hoy hay injusticias, medidas excepcionales y mucho sufrimiento.

Sirva esta introducción para contextualizar el sentido que adquiere en este momento histórico la necesaria reintegración en la vida social de las personas que siguen presas por motivaciones políticas. No nos cansaremos de repetir que todas estas personas debieran encontrarse ya en sus hogares si se aplicara de forma ponderada y justa la legislación penitenciaria vigente. Llevan ya largos años en prisión, cumplen desde hace tiempo los requisitos establecidos por la ley para acceder a regímenes de cumplimiento abiertos (100.2 tercer grado, libertad condicional…). Su permanencia en prisión sólo se explica por la obsesión por mantener una política de excepción que busca cronificar, eternizar, un problema político que ya ha causado demasiado sufrimiento a todas las partes.

La vuelta a sus hogares de estas personas todavía presas supondría un paso de gigante en la normalización política de nuestra sociedad. No está demás, recordar que fue precisamente la aparición en la plaza de toros de una pancarta con el lema “Amnistía” el momento elegido por la Policía para activar la operación de castigo a Iruñea que acabó con centenares de personas heridas y causó la muerte de Germán Rodríguez. Que cuarenta y siete años después, haya personas presas, exiliadas o deportadas por motivaciones políticas, sigue siendo un factor que, además de provocar un sufrimiento injusto a muchas familias, perturba el normal devenir de la vida social y la convivencia de nuestra sociedad.

Por todo ello, llamamos al pueblo de Iruñea a movilizarse también en Sanfermines por la vuelta a sus hogares de los y las presas, exiliadas y deportadas vascas. Por unos San Fermines sin personas presas, exiliadas o deportadas. DENAK ETXERA!! LORTUKO DUGU!