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Azken ostirala. Último viernes de setiembre

Azken ostirala. Último viernes de setiembre

Acaba el verano y, con él, la dinámica de movilizaciones con las que una parte importante de la sociedad vasca ha mostrado en la calle su voluntad de que vuelvan a casa los presos y refugiados, como consecuencia de la desactivación de la excepcionalidad de la política penitenciaria que les siguen aplicando.

Con el comienzo del nuevo curso político queremos reiterar que no pedimos privilegios de ningún tipo, sino simplemente la aplicación de la ley ordinaria dejando sin efecto leyes y aplicaciones de excepción. Desde hace ya tiempo resulta inexplicable el cruel castigo añadido que se les aplica, impidiéndoles salir de prisión, 12 años después del cese de la actividad de ETA y tras más de 5 años desde su desaparición. Las presas y presos vascos han cumplido ya más de 20 años de media en prisión y algunos de ellos han superado los 30 años de reclusión.

La actitud de la Audiencia Nacional española y la fiscalía muestra de manera muy clara el atrincheramiento que mantienen en un contexto de venganza y odio. ¿Cómo se puede entender, si no, la sentencia dictada contra los jóvenes Aitor Zelaia y Galder Barbado? Es, sin duda, una sentencia construida sobre la lógica ya pasada, un pasado que esta sociedad no quiere sino superar.

Es tiempo, no nos cansamos de proclamarlo, de abrir las puertas al futuro y a la convivencia. La mayoría política, social y sindical viene manifestando de forma clara que el capítulo referido a presas y presos, refugiados y deportados requiere una solución. Sin embargo, sectores de la política, la justicia y de los medios de comunicación continúan queriendo convencer de que «aquí no ha cambiado nada». Nada tienen que ver esas posturas con una política penitenciaria humanista, ni con las recomendaciones oficiales de reducción del tiempo de prisión y la resocialización en el ámbito comunitario.

Se han cumplido este mes 22 años de la muerte en accidente de tráfico de Iñaki Saez y Asier Heriz, en el contexto de la dispersión. Ni en el caso de Iñaki y Asier, ni en el resto de las otras 14 muertes de familiares y allegados de presos en siniestros producidos por efecto del alejamiento que se ha mantenido durante más de tres décadas, se ha producido reconocimiento oficial ni reparación alguna.

Debemos seguir explicando de forma clara cuáles son nuestros objetivos. Etxera! Sí, a casa. Es la propia sociedad vasca, ciudadanía, partidos, agentes sociales y sindicatos quienes deben tener la llave que cierre la excepcionalidad y la arbitrariedad. Todas y cada una de nosotras tenemos en nuestra mano contribuir a que esto cambie.

Denak etxean izan arte!
Etxera!