Resolución, Paz y Convivencia. En este orden es posible alcanzar los objetivos que creemos una parte importante de la sociedad vasca, anhela.
📋 Dosier de la conferencia: https://sare.eus/es/ii-conferencia
🎟 Entrada con invitación, consigue la tuya en esta enlace: https://labur.eus/II_Konferentzia
Resolución
Estamos construyendo la paz. A un ritmo mucho más lento que si hubiéramos transitado por un verdadero proceso de paz, que debería haberse iniciado tras la decisión de ETA de poner fin a su actividad y dejar de ser operativa hace 15 años.
Ninguna medida que se adopte para avanzar en esta dirección generaría alarma social. Un proceso de paz acordado por los agentes sociales y políticos debería haber sido el modelo a seguir. No es otro el proceso desarrollado en otros países donde ha existido una confrontación violenta de base política, en marcos políticos caracterizados como dictaduras, sí, pero también en estados homologados como estados democráticos, en la última década del siglo XX.
Alcanzar este objetivo nos exige, entre otras cuestiones, encontrar una solución justa, a través de una política penitenciaria de carácter ordinario, para los 126 presos/as, 110 hombres y 16 mujeres, que aún se mantienen en prisión: 123 en cárceles de EH y 3 en cárceles francesas.
Presos que, en una gran parte de ellos, llevan más de 20 años de condena cumplida, siendo varios los que han superado los 30 años. De estos presos/as, 65 aún se mantienen en 2G, siendo 42 los que se encuentran en 3G.
De estos 65, hay 35 que, por haber cumplido la pena que la ley exige, podrían cumplir sus condenas en régimen abierto, a los cuales se les añadirían otros 11, hasta un total de 46 que se encontrarían en la misma situación si se les hubieran computado la condena cumplida en el Estado francés y muchos de ellos, por superar las 3/4 partes de cumplimiento de la condena, podrían encontrarse en libertad condicional. Sin embargo, algunos de ellos, ni siquiera han accedido a las formas más simples de retomar contacto con el exterior (salidas programadas, permisos, etc.).
Las penas privativas de libertad en los estados democráticos se dirigen a la reintegración de las personas condenadas, muy lejos de la ley del talión y de venganza institucional. El Derecho Penal es un instrumento dirigido a garantizar la paz social. Y el Derecho Penitenciario, las normas que señalan como deben ejecutarse las penas, se rige por el criterio de que las personas presas son titulares de derechos que no pueden relativizarse.
Entre estos derechos se encuentra el de buscar su vuelta a la sociedad en los términos que señala como debe la ley. En un contexto de violencia acabada, de compromiso de no reiteración y de reconocimiento del daño causado, este derecho debe respetarse y apoyarse de manera decidida.
Se deben hacer compatibles una política penitenciaria de carácter humanista con la necesaria solidaridad con el sufrimiento de todas las víctimas de todas las violencias, procurando a todas ellas un tratamiento igual, que evite un trato discriminatorio por parte de los poderes del Estado. Todas las víctimas tienen el derecho de reclamar y exigir memoria, verdad, reconocimiento y reparación.
Pedir la aplicación de la legislación penitenciaria ordinaria no implica. Un menoscabo de la dignidad de las víctimas. La reintegración social de personas presas es bandera de todo Estado de derecho. Pedir la pronta excarcelación de estas personas, siendo innegable que su proceso de reintegración social será sencillo y no se verá acompañado de comportamientos que lesionen la sensibilidad de las víctimas, es importante.
Como sociedad, debemos, también, poner el foco en las otras víctimas. Además de la violencia de ETA, hemos conocido violencias cuyos protagonistas no han sido ciudadanos particulares sino el propio Estado, actuando en ocasiones haciendo un uso desproporcionado de la ley y, en otras, simplemente, de manera absolutamente ilegal.
Todos estos derechos, una política penitenciaria sin excepciones y un trato digno a todas las víctimas se complementan entre sí en las sociedades abiertas regidas por los principios del Estado de Derecho.
Dentro de este ámbito de la Resolución, nos trasladarán sus reflexiones, personas de reconocido prestigio y que han trabajado en sus países en la resolución de las consecuencias de la violencia.
Michael Culbert. Perteneciente al IRA y preso durante varios años. Actualmente es Dto. de una Organización que agrupa a unos 25.000 ex presos republicanos que ofrece ayuda y promueve la reconciliación.
Roelf Meyer. Fue el primer ministro blanco del Gobierno de Nelson Mandela y uno de los artífices del fin del apartheid en su país.
Paz
El análisis y el tratamiento de las consecuencias de las violencias es relevante para forjar la paz y afianzarla. La paz en Euskal Herria , sin embargo, va más allá de la problemática de presos y víctimas, aunque esta sea la temática que se abordará en estas jornadas. La temática general de las secuelas de las violencias exige, tras el final de la violencia de ETA, culminar con la desaparición de las excepcionalidades (legislativas, judiciales, penitenciarias) del propio Estado de Derecho, pero también un salto de profundización democrática.
Y una profundización en todo ello nos exige abordar, sin límites, todas las vulneraciones de derechos que se han producido en nuestro país. Por supuesto, las que la práctica de la violencia de ETA ha generado, pero también las que la respuesta del Estado ha producido.
También de esas violaciones trataremos en estas jornadas. No se trata de evitar responsabilidades propias poniendo el foco en las de otros. Pero abordar el problema del dolor, de las violencias, de sus consecuencias sin negar la realidad que, oculta, es perfectamente conocida, nos ayudará. Por ejemplo, sin negar la práctica de la tortura en centros de detención, que ha sido práctica habitual durante muchos años.
Para reflexionar sobre ello, contaremos con:
Olatz Iglesias. Hija de presos y que en su momento formó parte del grupo que se denominó como “Niños de la mochila”.
Carlos Martin Beristain. Médico y doctor en psicología, que ha trabajado intensamente en muchos países, fundamentalmente, en Americana Latina, sobre el tratamiento a las personas víctimas de violaciones de DDHH.
Paco Etxeberria. Antropólogo forense vasco y que, a través de la Sociedad Aranzadi, ha trabajado y continúa trabajando en la recuperación de cuerpos de personas, víctimas de la dictadura.
Convivencia
Y hablaremos también de convivencia.
De una convivencia sin odios ni revanchas que nos exigirá a todos entender que nuestro País lo conforman y construyen todas las sensibilidades. Tendríamos que tener en cuenta Memorias y Relatos en plural. Nos falta esto, para intentar acercarnos a miradas comunes sobre el pasado y poder tejer algo muy importante, unos puntos comunes.
Una normalidad restablecida y el reconocimiento del daño bastaría para empezar a construir una memoria compartida, que sería la base para la convivencia. Se habla con frecuencia del perdón, de la necesidad de pedir perdón, de la autocrítica por lo ocurrido, por lo que cada cual hizo en el pasado, pero quizás deberíamos comenzar por la aceptación acrítica de que esos hechos generaron dolor y por la asunción de la responsabilidad que a cada cual compete. En este sentido, es innegable que actores de violencia relacionada con el conflicto de las últimas décadas, tanto personales como institucionales, cada uno al ritmo que considera adecuado o en función de circunstancias de todo orden, van avanzando en esta dirección. Solo desde el reconocimiento se podrá avanzar, aumentar la confianza, generar empatía…
Las varas de medir las distintas violencias y sus consecuencias deben ser iguales. El trato que se dé a las personas que han sufrido y sufren como consecuencia deben todo lo ocurrido en las últimas décadas debe ser iguales, en el plano del reconocimiento -de la aceptación de que ocurrió- y en el plano de la restauración.
Desde SARE, consideramos que respeto, reparación, reconocer el daño producido, cambiar valores y actitudes sociales, son los elementos clave en la buena dirección del futuro. Necesitamos verdad, justicia igual para todos y todas y decisiones políticas y resoluciones judiciales en claves restaurativa y de convivencia.
Este tema será abordado por Maria Jauregi (víctima de ETA) y Joseba Azkarraga (portavoz de SARE), a través de una lectura de un documento compartido. De esta forma estas jornadas quedarán clausuradas.
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